Es muy probable que a lo largo de estos días hayas encontrado en las Redes Sociales multitud de fotos de tus amigos, conocidos, e incluso de estrellas del cine, deporte o música, con unos cuantos años de más. La culpable es FaceApp, una aplicación de reconocimiento facial que se ha vuelto viral este verano y que permite a sus usuarios recrear digitalmente cómo podría ser su aspecto en la vejez (entre otras opciones). Sin embargo, muchos han optado por ignorar su imagen futura, no por falta de curiosidad, sino por la poca seguridad que ofrecen este tipo de aplicaciones ¡Hoy te lo contamos en nuestro blog!
¿De dónde viene FaceApp?
Pese a que se ha convertido en la app de moda este último mes ocupando los primeros puestos en los rankings de descargas de aplicaciones (hoy en día cuenta con más de 80 millones de usuarios por todo el mundo) FaceApp lleva activa desde 2017. Detrás de ella se encuentra la compañía rusa Wireless Lab, que nació en 2014 de la mano de Yaroslav Goncharov.
¿Cómo funciona FaceApp?
Peinados, edad, gafas, barba, son algunos de los filtros que ofrece FaceApp a sus usuarios. Para ello la aplicación solicita permiso al usuario para poder acceder a la galería de fotos o a la cámara su dispositivo. De esta forma, existe la opción de subir una imagen ya existente a los servidores de FaceApp o activar la cámara del móvil/tablet para realizar una fotografía al momento desde la propia aplicación. En ambos casos, la app utiliza la tecnología de reconocimiento facial y recoge las características biométricas del rostro del usuario para procesar la imagen obtenida y lograr esos efectos tan realistas de cambio de edad, género, etc.
¿Por qué generan polémica las apps como FaceApp?
Muchos de los usuarios que utilizan apps de reconocimiento facial como FaceApp no se plantean que, lo que a priori parece una simple selfie, recoge una gran cantidad de datos personales que se ponen a disposición de otros, desconociendo si tendrán un fin comercial concreto.
La biometría facial es un método de identificación y autenticación muy potente, hoy en día ya se aplica el reconocimiento facial en muchos aeropuertos sustituyendo a los pasaportes para el embarque de los pasajeros; en algunos establecimientos de Asia también están comenzando a realizar pagos sin necesidad de dinero físico, solo con el rostro del comprador. Con estos ejemplos podemos hacernos una idea de lo importante que es proteger nuestra imagen y biometría facial.
Uno de los principales peligros de las aplicaciones de reconocimiento facial es que no siempre se muestra de forma clara su política de privacidad, o se establece un contrato en el que se especifica que esos datos biométricos no se van a utilizar con fines comerciales o serán cedidos a terceros.
Además, como la gran mayoría de este tipo de apps no permiten relacionar de forma directa la identidad del usuario con la foto que se ha cedido, esta imagen puede ser utilizada como elemento de autenticación y desembocar en casos de fraude y suplantación de identidad.
Por otro lado, también se ha creado mucha controversia con FaceApp por la posibilidad de generar de forma gratuita una base de datos fotográfica que contribuya a mejorar el algoritmo y perfeccionar la herramienta, recogiendo a su vez multitud de datos de aquellos usuarios que la han utilizado.
Entonces, ¿es peligroso utilizar software de reconocimiento facial?
A pesar de que la polémica ha saltado con FaceApp no es la primera aplicación de reconocimiento facial que existe en el mercado; a diario millones de usuarios descargan y utilizan apps enfocadas al ocio desconociendo si las compañías que hay detrás de ellas pueden esconder otros fines.
El software de reconocimiento facial es una herramienta muy potente y ofrece numerosas ventajas para los usuarios. No obstante, es importante que nos aseguremos de tener toda la información posible sobre la empresa a la que vamos a ofrecer nuestra imagen/datos biométricos faciales y por tanto, datos personales. También es esencial que la compañía cuente con una política de privacidad que proteja nuestra identidad y nos dé garantías de seguridad, así como el establecimiento de un contrato que especifique claramente con qué fin se utilizará nuestra imagen.
Por tanto, desde Serban recomendamos que antes de subir una foto o hacerse una selfie en una aplicación de reconocimiento facial se valore a quién le estamos ofreciendo nuestros datos biométricos y qué uso se hará de ellos. Todos podemos disfrutar de las ventajas de la biometría facial pero siempre teniendo total garantía de que nuestros datos y privacidad están protegidos.